La llegada de las nuevas tecnologías al aula adquiere una mayor especialización comprendiendo la programación, la impresión 3D y la robótica.
El acceso a estas herramientas permite ver la asignatura de una manera mucho más global, entendiendo el proceso desde el inicio hasta la consecución final, convirtiendo el espacio educativo en un aula-laboratorio (STEM) de tal manera que los contenidos se adquieren a través de un proyecto en el que los bloques de contenido tienen un hilo conductor y un objetivo común que es la fabricación y puesta en marcha de un robot que participará en competiciones reales.
La realización de los proyectos comienza partiendo de unas bases científicas y tecnológicas que son aplicadas a través de una serie de tareas, en ocasiones de tipo modelo, en ocasiones creativas, para que paulatinamente vaya desarrollando las técnicas adecuadas. Una vez adquiridas los conceptos básicos, los alumnos van creando y evolucionando hacia la creación de sus propias ideas.